En recuerdo de la Dra. Lila B. Archideo (1929-2020)


Semblanza

No es fácil escribir sobre la Dra. Lila Blanca Archideo, Lila como la llamábamos. Si bien fue una mujer extraordinaria, siempre conservó la límpida sencillez de su persona. En ella se conjugan en una unidad superior, distintas facetas.

Ante todo, sus orígenes. Nacida en una familia italiana, conservó un profundo y cordial amor por la tierra de sus padres: amaba Italia, los italianos, su lengua, su cultura: Dante, Manzoni, Leopardi, afluían en sus comentarios, en sus enseñanzas, en sus recitados y desde “Va pensiero” hasta “Lassù per la montagna” en sus momentos de esparcimiento.

Amaba Italia: allí estudio con el filósofo C. Fabro, allí hizo su tésis de Doctorado sobre “L’esse como punto de partida del conocimiento de lo concreto” (1963). En Italia, por iniciativa y decisión suya, la Asociación Argentina de Cultura, de la cual fue presidenta desde su fundación, tuvo su primera sede fuera del país (1981). A Italia volvió una y otra vez a lo largo de los años con siempre nuevas iniciativas, impulsando en Roma la creación del Centro “Santa Maria ad Nives” (1981), promoviendo estudios de grado y de post-grado para jóvenes argentinas e italianas, integrando el “Acuerdo Cultural” entre Italia y la Argentina.

En Europa estableció vínculos con estudiosos e investigadores de notable envergadura y santidad –como el genetista Jerome Lejeune, cuya causa de canonización ya está muy avanzada-, vínculos que se fueron configurando en la preparación de los Simposios de Epistemología de las Ciencias que luego se desarrollaron en la Argentina durante diez años (2001-2010), en el marco inigualable de “Santa María de la Armonía”, de la Fundación Cultural Argentina.

Por otra parte Lila amó entrañablemente a su país, la Argentina y a ella trató de darle, siempre con una mirada honda y universal, lo mejor de la cultura de ayer y de hoy. Discípula desde los 14 años del hoy siervo de Dios Padre Luis María Etcheverry Boneo, con él fundó en 1952 la Institución Servidoras, sirviendo incansablemente a la sociedad y a la Iglesia.

Ocupó múltiples cargos que expresan su lucidez, su inagotable energía y su entrega sin condiciones a la promoción de la cultura, de la educación, de la mujer y de la fe.

En la Iglesia fue delegada argentina a la Reunión de Cultura del CELAM en 1989 y Delegada argentina a la Reunión del CELAM, Cono Sur, Comisión de Educación, Santiago de Chile en 1990.

En 1994 Juan Pablo II la nombró Experta en el Sínodo de la Vida Consagrada en el Vaticano. Desde 1995 fue responsable de la Comisión Arquidiocesana de la Mujer del Arzobispado de Buenos. Ocupó distintos cargos en la Conferencia Episcopal Argentina: consultora de educación del Departamento de Laicos -DEPLAI- (1994), miembro del Departamento de Justicia y Paz (1999-2002); miembro de la Comisión de Fe y Cultura y secretaria del Departamento de cultura (1992-1998).

Lila fue una defensora incansable de la libertad de enseñanza tanto en la gestión privada como estatal. En el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación se desempeñó como miembro del Gabinete de Expertos de la Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada, 1965-68; fue miembro representante de la Secretaría de Cultura y Educación en distintas circunstancias y miembro consultor de los Contenidos Básicos para la Enseñanza de la filosofía, en la EGB y el Polimodal, Bs.As., 1993-1994.

A fin de desarrollar investigaciones en el campo de la filosofía, la antropología filosófica y cultural y en su aplicación a la filosofía y ciencias de la educación fundó en 1976 el Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural –CIAFIC– asociado al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas –CONICET– desde donde desarrolló una intensa tarea de investigación y formación de investigadores a nivel nacional e internacional.

Con mirada atenta descubrió el talento de muchos jóvenes para orientarlos y potenciarlos en sus estudios universitarios y de post-grado, para abrirles puertas que de otro modo hubieran permanecido cerradas, estableciendo contactos que fueron definitorios. Lila era generosa en todo: su tiempo, sus conocimientos, sus relaciones, su experiencia, su sostén.

En el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas –CONICET– se desempeñó como miembro de la Junta de Calificación y Promoción de la Carrera de Investigador Científico y Tecnológico (Res.603/89), 1989–1994 y desde 1989 a 2003 fue miembro de numerosas comisiones como la Comisión Asesora de Filosofía, Pedagogía y Psicología l989–1995; vice presidenta de la Comisión de Políticas Científicas Nacionales, 1995; miembro y Coordinador Alterno de la Comisión Ad–Hoc de Filosofía, Psicología y Ciencias de la Educación para la evaluación de Ingresos a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico, 1999; la Comisión de evaluación para el nombramiento de Investigadores Superiores, 2002-2003.

A esta intensa actividad debemos añadir su dedicación a la enseñanza superior en distintas cátedras y universidades como la Universidad Católica Argentina, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad de Verona; la dirección de proyectos de investigación, doctorandos y licenciaturas así como trabajos propios de investigación que se reflejan en sus numerosas publicaciones.

Fue además miembro de la Pontificia Academia de Filosofía Santo Tomás de Aquino, Roma; de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro, Buenos Aires; y de la Academia del Plata.

Por último, pero no menos importante fue su promoción del “Campus Musical” abierto a músicos profesionales y estudiantes de nivel superior a cargo del maestro catalán Jordi Mora en la Fundación Cultural Argentina “Santa María de la Armonía” (1991- 2021) así como el proyecto “Niños en Armonía” iniciado en el año 2003 con la prof. Ulrike Flemming para la educación especialmente musical de niños y jóvenes de las zonas rurales vecinas.

Sin embargo esta larga vida enteramente entregada al servicio de la sociedad y de la Iglesia, no se agota en estos proyectos, cargos y tareas. Antes bien, Lila les infundió la grandeza de su personalidad delicada y firme, inteligente y cálida, siempre abierta a nuevas posibilidades, con los pies sobre la tierra y la mirada siempre puesta en amplios horizontes.

Y quienes tuvimos el regalo de estar cerca de ella, conservamos el recuerdo de una mujer entrañable, fina, culta, alegre, excelente amiga, y en sus últimos años sobre todo, iluminada por una inolvidable sonrisa de bienvenida.


Simposios de Epistemología de las ciencias

IN RICORDO DI LILA

Giovanni Prosperi

Prof. emerito di Fisica Teorica presso l’Università degli Studi di Milano

Nell’approssimarsi dell’anniversario del giorno in cui Lila ci ha lasciati, non posso non ricordare con emozione e viva nostalgia gli incontri di “Epistemologia de las Ciencias Naturales” (sostanzialmente dedicati al rapporto tra Scienze e Filosofia alla luce della Fede), da lei promossi e organizzati per molti anni nella magnifica cornice dell’Armonia.

Questi incontri, che hanno reso possibile un confronto tra persone di formazione ed esperienza anche molto diverse nello sforzo di raggiungere sintesi più elevate e approfondire il senso stesso della propria ricerca, hanno rappresentato per me un’opportunità di dialogo quasi irripetibile. Ricordo in particolare alcuni degli incontri che mi hanno maggiormente coinvolto, anche aldilà delle mie stesse competenze, come quello sul problema del dolore di fronte alla Scienza e alla Fede o quello sul rapporto tra soggettività, Fisica e Biologia del sistema nervoso. Ma non posso dimenticare accanto alle capacità e allo spirito di apertura di Lila, la sua calda accoglienza e la sua cordialità, che riuscivano a creare un clima di amicizia e quasi di famiglia tra tutti i partecipanti.


LILA

Ruggero Ferro
Ex prof. di Logica matematica e Fondamenti della matematica
presso l’Università degli Studi di Verona

È un anno che la Doctora Lila Blanca Archideo ha lasciato il tempo di questo mondo, ma sembra che sia successo proprio ieri. La percezione che gli umani hanno del tempo non solo è individuale ma anche cambia con i momenti e le circostanze, con i progetti e le aspettative.

Ho conosciuto Lila nel 1996 quando fui invitato a portare la voce della matematica al simposio di epistemologia della scienza che lei annualmente organizzava. La stessa intitolazione epistemologia data ai simposi era già un’indicazione della visione dell’organizzatrice: non è la fredda realtà oggetto della ricerca, ma il modo umano di riconoscerla e di affrontarla, per arrivare a riconoscere il proprio ruolo individuale nell’avventura della storia. Il momento storico in cui si ritrova è frutto dei contributi di altri che hanno costruito un ambiente e una cultura, indispensabile per inserirsi e dialogare, che può però diventare una rigida gabbia, sicché deve confrontarsi con essa per l’intero corso della sua vita. Gli atteggiamenti che ne scaturiscono possono essere i più disparati, dall’assuefazione acritica in una routine monotona, a un rimpianto dei tempi passati, a uno slancio verso il futuro che può mirare da una parte alla conquista ed appropriazione delle risorse o dall’altra alla cooperazione e alla donazione.

In queste dinamiche, Lila ha tracciato una proposta e una via. Infatti, con molta calma e serenità sapeva indirizzare con mano ferma e sicura la scelta dei temi specifici dei vari simposi che si sono tenuti. Così propose, alle varie personalità che sapeva coinvolgere e vagliare con la sua autorevolezza, argomenti che vannodal linguaggio delle scienze al loro divenire nella storia, dalla causalità alla causa prima, dalla nozione di tempo nelle scienze della natura e a quella nelle scienze umane, dalla conoscenza attraverso modelli all’interdisciplinarietà nel dialogo tra le scienze fino al rapporto tra conoscenza e stato delle cose, dalle origini dell’universo a quelle della vita, dalla specificità della vita umana al divenire con l’emergere di nuove forme, dal valore delle conoscenze al problema del male, dall’influenza sul lavoro del ricercatore della sua visione della realtà al rapporto tra filosofia e scienze.

Lila non si accontentò dei simposi di epistemologia delle scienze naturali ma vedeva l’esigenza di considerare anche l’epistemologia delle scienze umane e avviò una seconda serie di simposi che presero in considerazione i temi dell’epistemologia nelle scienze sociali, della globalizzazione, della giustizia, della democrazia, della fratellanza, della libertà, del conflitto, della dottrina sociale della Chiesa, del rapporto tra persona, autorità e bene comune.

Lila vedeva l’attività dei simposi indirizzata ai giovani e i due diversi filoni alla fine si unificarono per enucleare contributi per l’educazione e si concretizzarono in borse di studio per avviare giovani ricercatori ad approfondire le tematiche proposte. Infatti, il suo vero obiettivo era donare ai giovani un ambiente culturale libero da condizionamenti e aperto al loro manifestarsi consapevolmente e responsabilmente. Questa sua intenzione si è manifestata pure attraverso la cura per le istituzioni educative di cui era responsabile, ma anche negli sforzi di fare approvare nuove modalità formative in particolare per i docenti e nell’aprire contatti internazionali per progetti di formazione degli insegnanti.

Dove trovava la forza e l’energia per portare avanti una così intensa attività? Seguendo il solco del suo maestro padre Luis Maria Echeverry Boneo si faceva aiutare dal dialogo con il Signore che aveva nella sua fervente preghiera. Nella preghiera, nella gratuità, nel dialogo con il Signore sapeva coinvolgere molte altre persone, le Servidoras in particolare, con le quali poi affrontava le sfide per mettere in pratica le sue visioni lungimiranti.


HOMENAJE A LA DRA. LILA BLANCA ARCHIDEO

Eduardo Crivelli Montero
Doctor en Ciencias Antropológicas
Investigador Independiente CIAFIC-CONICET

Entre 1990 y 2010, la Dra. Lila Archideo organizó y dirigió una secuencia de simposios internacionales, cuyo detalle imponente puede encontrarse en la página http://www.ciafic.edu.ar/deptos.htm. Habiendo sido muy diversos los temas, necesariamente lo fueron también los especialistas convocados. La página citada presenta una nómina de participantes que por sí misma da una idea del enorme esfuerzo que significó la realización de estas reuniones. Abreviando mucho y omitiendo injustamente, encontramos a investigadores y docentes del Observatorio Astronómico del Vaticano y de Arizona y de las universidades de Milán, de Nápoles, de Turín, de Bolonia, de la universidad La Sapienza de Roma, y last but not least, de la Universidad de Buenos Aires. Se advierte la preeminencia de centros de Europa continental.

Quisiera recordar a unos pocos a quienes tuve la suerte de conocer más personalmente: el biólogo Gianni Brenci, gourmet, connoisseur y admirador de los caballos; el astrónomo George Coyne, caminante del universo [1]; el bioquímico Marcelo Dankert, que lo había leído todo; el musicólogo Juan María Veniard, cuyo sentido del humor atravesaba la densidad de las reuniones; el físico Fausto Gratton, capaz de hacerse entender aun por este arqueólogo librado a un ámbito que excedía sus coordenadas de espacio y de tiempo.

La mayor parte de los simposios se hicieron en la estancia Santa María de la Armonía, Cobo, provincia de Buenos Aires. Alguna tuvo lugar en la sede del Ciafic, en la Ciudad de Buenos Aires, donde los dos grandes tilos compensaban la nostalgia por los campos abiertos. En todos los casos, había traducción simultánea al castellano.

Ejemplifico la diversidad temática de los simposios refiriendo aquellos en los que participé: la libertad (2004), el conflicto (2005), la visión del mundo del investigador y la incidencia en su trabajo científico (2006) y aportes para una nueva educación (2010). Pese a esta pluralidad, hubo ciertos principios unificadores que quien esto escribe cree poder reconocer en las reuniones en las que participó: la presencia del realismo aristotélico y del tomismo en la temática filosófica, la preocupación metodológica -incluso en el campo tan disputado de las ciencias sociales-, la rigurosa especialización en las cuestiones empíricas (las “ciencias particulares”), la tolerancia en el disenso y la enseñanza como una de las finalidades principales de estas deliberaciones. Eran simposios en el pleno sentido etimológico, ya que se comía en común. Tal vez esta familiaridad contribuyera al clima amable de la convivencia. Otro ingrediente de paz era la serenidad de Lila en el punto de convergencia de tantas ideas entrecruzadas. La Armonía era un buen nombre para estos encuentros.

Las exposiciones no tenían límite formal de tiempo. Además, se prolongaban en las discusiones, que solían pasar a la tarde o al día siguiente. Algunos, desde la minoría, sugerimos acotar los tiempos, como es habitual en los congresos de ciencias fácticas. Era un pedido de clemencia. No tuvimos eco: no era el estilo. Seguramente, hubiera sido en detrimento de las argumentaciones, que no hubieran podido explayarse como lo hicieron.

La inmensa tarea de Lila en llevar adelante estos simposios inolvidables tuvo valiosos puntos de apoyo en las servidoras Clotilde de la Barra y Cristina Benedit.

Solo puedo decir gracias.

[1] Coyne tituló Caminantes del universo a uno de sus libros (Ciafic, 2005). No pude solicitarle que me autorice este plagio porque falleció en 2020.


PER LILA

Stefano Zamagni
Prof. di Economia presso l’Università di Bologna
Presidente della Pontificia Accademia delle Scienze

Letum non omnia finit – non tutto finisce con la morte. È proprio così nel caso di Lila. Cosa resta della sua testimonianza di vita e del suo magistero? Moltissimo! In primo luogo, l’esempio di una persona buona e mite, ma capace di decidere con autorevolezza anche in presenza di alternative complesse e delicate. Penso alla decisione di dare vita a CIAFIC e ai seminari residenziali all’Armonia. Lila aveva compreso che è la conoscenza a fondare l’amore. L’amore che nasce dal bisogno è gracile; l’amore che nasce dalla conoscenza, dal sapere è sovrabbondante.

Di un secondo tratto caratteristico della figura di Lila mi piace dire. Lila ha insegnato alle sue servidoras e a tanti altri come sia possibile tenere in armonia vita contemplativa e impegno nella civitas. Come già Agostino aveva indicato, sono le esigenze della carità a spingere il contemplativo a dedicarsi alla vita attiva. Un’idea questa che l’Aquinate riprenderà quando, trattandosi del rapporto tra vita contemplativa e vita attiva, chiarirà che non ha senso parlare di rinuncia e di sacrificio della prima a favore della seconda. Piuttosto, si deve parlare di trasfusione e di estensione della vita contemplativa in quella attiva. Di qui la sua insistenza amorevole sull’educazione dei giovani, in primis, e dei meno giovani, in secundis.

Ancora, non posso non fare parola di un aspetto del carisma di Lila che mi colpì fin dall’inizio del nostro incontro. Lila aveva ben compreso che l’amore autentico alla Chiesa esige bensì l’obbedienza, ma non sopporta l’atteggiamento servile di chi è aduso a rispettare la lettera, anziché lo spirito, della Legge. Nei suoi scritti e nei suoi numerosi interventi, Lila ci ha insegnato a marcare la differenza tra senso religioso e clericalismo, perché, come ha scritto Gustav Mahler, la tradizione è la salvaguardia del fuoco, non la conservazione delle ceneri.

Infine, Lila ha reso testimonianza a questa verità: che non bisogna peccare contro la vita presente squalificandola e umiliandola. Non bisogna cioè spostare il baricentro della fede sull’al di là tanto da rendere insignificante il presente. Perché amare l’esistenza è esso stesso un atto di fede. E’ questo che fonda la speranza, la quale non riguarda solamente il futuro, ma anche il presente, dal momento che abbiamo necessità di sapere che le nostre opere, oltre a un fine ultimo, hanno un senso e un valore qui e ora.

Termino con l’epigramma che Göethe mette sulle labbra degli Angeli quando strappano l’anima di Faust morente dalle grinfie del Demonio: “Quegli che costantemente si sforza di avanzare, quegli è colui che possiamo salvare”. Lila sempre si è sforzata di avanzare ed ora è tra i beati. Sia lode, dunque, a Lila e alla sua testimonianza, perché tante altre ne generi tra chi vorrà ripercorrere le sue tracce.


IN RICORDO DI LILA ARCHIDEO

Francesco Viola
Professore emerito di filosofia del diritto
nell’Università di Palermo

All’inizio del 1998 il p. Georges Cottier, che era la mia guida spirituale, m’invitò a partecipare ad un incontro che si sarebbe tenuto presso la sede romana dell’Associazione di cultura argentina. Quest’Associazione era promossa dalle Servidoras, un istituto religioso fondato a Buenos Aires ed operante nel campo dell’educazione e della scuola. Ricordo che il p. Cottier allora mi disse che bisognava sostenere ed incoraggiare l’opera di tutti coloro che hanno la missione di testimoniare il Vangelo nel campo della cultura e del pensiero, e che le Servidoras erano tra questi. In tali termini era un invito che non potevo rifiutare.

L’incontro avvenne il 12 giugno 1998. Erano presenti, oltre al p. Cottier, Stefano Zamagni, Giuseppe Dalla Torre e p. Serrano Ruiz. Si trattava di discutere in via preliminare il tema di un Simposio che si sarebbe dovuto svolgere l’anno successivo a Mar del Plata. L’argomento riguardava l’epistemologia delle scienze sociali e fu illustrato ampiamente da Stefano Zamagni in riferimento alla scienza economica. Ebbi così il privilegio di conoscere alcune Servidoras presenti e con mia sorpresa di constatare che la loro missione, volta alla conoscenza della verità in ogni campo del sapere umano e alla comunicazione di essa mediante l’educazione e la testimonianza, corrispondeva perfettamente a ciò che io stesso giudicavo come estremamente urgente in un tempo di progressiva e galoppante secolarizzazione dell’Occidente.

Solo nell’agosto del 1999 a Mar del Plata, in occasione del Simposio programmato, incontrai Lila Archideo, che era alla guida delle Servidoras. Ma non ebbi il tempo di rendermi conto della sua grande energia spirituale ed intellettuale, perché dovetti rientrare precipitosamente in Italia per la morte di mio padre. Rimasi però colpito dall’esistenza di un forte senso di comunità tra i partecipanti del Simposio. V’erano, infatti, molti studenti delle classi superiori delle scuole delle Servidoras e si percepiva chiaramente lo spirito di comunione e di fraternità che legava fra loro tutti i presenti. Insomma, si trattava del clima più adatto per la ricerca della verità che si può trovare solo nella comunione fraterna e nell’amicizia.

In realtà il Simposio sulle scienze sociali non era altro che un tassello di un programma culturale ben più vasto ed ambizioso. Infatti, già da qualche anno era attivo anche un Simposio sulle scienze naturali. Questi incontri erano previsti ogni anno su temi attuali, di volta in volta individuati.

Così solo nell’ottobre del 2000, in occasione del Simposio sulla globalizzazione, ebbi l’opportunità di ascoltare una splendida relazione di Lila sulla metafisica della partecipazione. Non si trattava di un tema tra gli altri, perché per Lila la metafisica della partecipazione aveva un’importanza particolare. Si era, infatti, laureata in Italia ed era stata discepola di Cornelio Fabro, il filosofo della partecipazione. Così mi resi conto che Lila non solo possedeva una preparazione intellettuale non comune, ma anche aveva una disposizione innata ad intuire le esigenze della verità cristiana e i pericoli che la minacciavano. Amava la ricerca e l’esplorazione del sapere a tutto campo, ma era molto attenta a non mettere in pericolo l’integrità della fede cristiana. Per questo dava il giusto peso alla filosofia, intesa come custode dell’uso retto della ragione umana. La metafisica della partecipazione rappresentava ai suoi occhi la chiave di volta della sapienza cristiana ed umana.

Gli incontri del Simposio sulle scienze sociali si sono svolti ogni anno fino al 2010. In ognuno di essi Lila non era mai una spettatrice passiva, anche quando non teneva una vera e propria relazione. In particolare, ricordo l’incontro del 2003, in cui Lila trattò il tema: “Antropologia al femminile e fraternità”. Ognuno si renderà facilmente conto che qui sono uniti due temi destinati a divenire sempre più attuali fino ai nostri tempi, a testimonianza dell’apertura di Lila a sempre nuovi campi di ricerca. Non già per amore della novità, ma sempre affinché ogni fenomeno culturale ed ogni avventura dello spirito umano non restassero estranei al lievito della Buona Novella. In questo Lila mostrava di possedere un grande coraggio ed uno spirito indomito, punta di diamante di una comunità che condivideva questo cammino difficile ed umile della sapienza cristiana e che continua per la stessa strada nel ricordo di una grande testimone cristiana ed ora sotto la sua guida celeste.


RICORDO DI LILA

Giuseppe Savagnone
Direttore del sito della Pastorale della cultura della diocesi di Palermo “Tuttavia.eu” (on line)

Il mio ricordo di Lilla è intimamente legato a quello di una splendida esperienza di incontro spirituale e di confronto intellettuale vissuta insieme a lei e alle persone che, per molti anni, ho incontrato sia a Buenos Aires che all'Armonia, in occasione dei simposi di cui Lilla stessa era l'instancabile animatrice. Lo stile da lei voluto non è mai stato quello dei convegni accademici, bensì quello sapienziale, dove in primo piano c'è la gioia di una verità cercata e gustata insieme. La figura di Lilla resta per me indimenticabile, come lo è questa gioia dell'anima che ho provato frequentandola e collaborando con lei.


LILA ARCHIDEO Y EL ESPÍRITU DE LOS SIMPOSIOS DE EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS

María Cristina Dasso
Departamento. Antropología Cultural. CIAFIC

Cuando acudía a los Simposios de Epistemología de las Ciencias Sociales y Humanas llevados a cabo en Santa María de la Armonía, la primera impresión que me impactaba era la del trabajo pacientemente preparado que suponía su realización, realzada por la dulce belleza del entorno y la extraordinaria sencillez animando el intercambio humano que lideraba la Dra. Archideo. En ese punto se volvía visible la segunda cuestión: la naturalidad con la que Lila llevaba adelante ese empeño que, visto a lo lejos, parecía inmenso para una dama de apariencia frágil y de edad.

Invitada a participar por su inagotable generosidad académica -compartida con Ruth Corcuera, directora del Departamento de Antropología Cultural- pude disfrutar de las interesantísimas jornadas de reflexión, debate, propuestas y aportes disciplinarios en pos de esclarecerse mutuamente ante temas centrales de la sociedad humana.

Líneas de interés convergente y divergencias que continuaban desde los horarios de sesiones hasta los almuerzos y cenas compartidos, en conversaciones casuales que completaban los diálogos entablados. Las jóvenes generaciones atendían a ese despliegue de temas y problemas en discernimiento con una frescura diligente, conscientes de que lo que discurría era un reflejo luminoso de academia y fe.

Ese proyecto revelaba una metódica reflexión filosófica que se materializaba cada año en un nuevo paso en los asuntos tratados con anterioridad: desde el punto de partida del status questionis de cada disciplina reunida, al análisis del desafío de la Globalización, el planteo de la Democracia, la Justicia, la Libertad, el Conflicto, por nombrar solo algunas temáticas cuyo debate me ha parecido excepcional y cuyos temas emergen hoy con renovada vigencia.

Las aperturas filosóficas que planteaba Lila Archideo en cada Simposio se desplegaban exponiendo temáticas que hilaba concienzuda y profundamente hasta insertar, en el planteo de su propia disciplina, la trascendencia.

En este sentido recuerdo no deja de asombrarme que, en medio de los hechos y circunstancias locales y globales que atravesamos estos años, la inteligencia aguda y sensible de Lila, orientada por su firme vocación y la conciencia de su rol en el mundo, supo anticipadamente alumbrar y exponerlos bajo una luz analítica capaz de esperanza, que reside en la educación y en los valores a los que el individuo adhiere en el seno de una sociedad en pugna por su identidad.

Aquella dama de frágil apariencia y brillante presencia sutil cultivaba los bienes y el espíritu que el futuro requerirá para la plenitud humana, y es ejemplo de mujer y de acción trascendente, de constancia, de encuentro, de prudencia y valor para el bien y la libertad.